En estos tiempos de "sálvese quien pueda y como quiera", de ídolos de barro bañados en oro, de fútbol convertido de ultraespectáculo, de esfuerzo y honestidad siendo relegados cada vez más a la categoría de infravalor, hay instantes y comportamientos que a uno lo reconcilian con el ser humano y con la vida Esos chispazos vienen a menudo (casi siempre) de la mano de niños y ayer ocurrió uno de esos que no deben pasar desapercibidos: Unai Debba, jugador y capitán del Balsamaiso benjamín 2007, llegaba junto con sus compañeros a la banda tras jugar el tercer cuarto del último partido de Liga. “Vosotros tres venís jugando todo el partido y uno tiene que dejar de jugar para que entre un compañero. Decididlo vosotros. Tú como capitán tienes la última palabra”, les dijo su entrenador. “No hay nada que decidir, me quedo yo sin jugar”, dijo Unai (9 años) casi sin dejar terminar la frase a su entrenador. Así: simple, breve y honesto, como es él. No es el primer ni segundo detalle de ese tipo que tiene el chico, me confirman Adrián Duro y Jonathan (entrenadores) y Oscar Munguía (coordinador de F8), no en vano por algo es el capitán. Otros tres gigantes Gestos como el de Unai honran y el Balsamaiso, nuestro club familiar, el segundo en antigüedad de Logroño pero el primero en carisma, se honra de tener a Unai en sus filas. Igual que se honra de tener a otros muchos y, entre ellos, me permito hoy (hace tiempo que me prometí hacerlo) destacar a tres del equipo de Regional Preferente: Se trata de Edu Martín (capitán), Javi Saez-Torre y Julián Rodríguez. Los únicos 3 de los 22 que conformaban la plantilla del año pasado en Tercera División que decidieron quedarse y hacer lo imposible por conseguir el reto de devolver al equipo a la categoría perdida. No sirvieron ofertas ni promesas de otros clubes ahora de mayor postín, donde iban a cobrar y poder mostrarse más para quizá dar un salto mayor. Sólo Edu sabe quiénes y qué le daban por jugar con otra camiseta que no fuera la de su club del alma. Idéntico dilema (que no fue tal porque ni quiso escuchar ofertas) tuvo Javi Torre, que se confesaba ante un servidor recién acabada la frustrante temporada pasada: “¿cómo no me voy a quedar en el Balsa? tenemos que arreglar lo que hemos roto”. Julián ni se planteaba cambiar de aíres y (joven como es) no se podía explicar ni creer que el 90% de sus excompañeros abandonaran el barco. Se parte el pecho en la banda animando en todos y cada uno de los partidos mientras ultima su recuperación tras la grave lesión del año pasado. Ellos cuatro son el alma que impulsa a la Peña Balsamaiso a seguir haciendo historia mientras lleva por bandera el orgullo de integrar y no discriminar. El club que Unai, cuando sea padre y abuelo, recuerde como el que le sirvió de cómplice para hacer amigos para toda la vida mientras practicaba el deporte que ama. Hay más, muchos más, pero hoy nos apetecía acordarnos de estos cuatro a los que es de ley dar la gracias. Autor: Pedro P. Jiménez Lacalle (secretario de la PEÑA BALSAMAISO)